Algunos de los efectos son similares: desplazamiento de los límites térmicos y de la vegetación, reducción de la biodiversidad, erosión de los suelos debida a precipitaciones extremas. La protección del clima y la necesaria adaptación al cambio climático deben considerarse, por tanto, importantes tareas de cara al futuro de los municipios.
Hace ya unos 25 años, la ciudad de Lahr, cuyos 70 kilómetros cuadrados son el hogar de 43.500 personas, dio sus primeros pasos hacia la transición energética con el ingreso en la asociación Alianza del Clima. Fiel al lema «piensa global, actúa local», Lahr persigue objetivos relacionados con la protección del clima y el aseguramiento sostenible de la calidad de vida. En 2012, se elaboró para el área de la ciudad de Lahr un nuevo y moderno plan de protección climática integrado, que contó con una intensa participación ciudadana. Con un modelo climático y energético aprobado por unanimidad en el consejo municipal y el plan de acción decenal, Lahr se ha fijado la ambiciosa meta de reducir a la mitad las emisiones por persona en el periodo comprendido entre 1990 y 2022.
También la ciudad de Alajuela, con 43.000 habitantes en sus 8,88 kilómetros de núcleo urbano, lleva tiempo activa en el ámbito de la protección climática. En su agenda local, la ciudad contempla el objetivo climático nacional de la neutralidad climática para 2012, en coincidencia con el plan cantonal de desarrollo de 2012 para la reducción del impacto medioambiental y climático y para la protección sostenible del clima y el medio ambiente.